Factores que influyen en la eficacia del moldeado



1. Especificar la conducta final deseada:


Una definición precisa de la conducta final deseada aumenta la probabilidad de ir reforzando de forma estable las aproximaciones sucesivas a ese objetivo. Hay que explicitar la conducta final de tal manera que todas las características pertinentes (su topografía, cantidad, latencia e intensidad) queden identificadas.


2. Elegir un comportamiento como punto de partida:


Este pudiera ser cualquier comportamiento, parecido al deseado, que se produjera con la frecuencia suficiente como para ser reforzado durante la duración de la sesión.


3. Elegir los pasos a seguir en el moldeado: antes de empezar cualquier programa de moldeado, es conveniente especificar las aproximaciones sucesivas que tendrá que realizar la persona que intenta acercarse al comportamiento final. para empezar, se refuerza varias veces la verbalización inicial (pa); cuando esta ya se produce repetidamente, se pasa a la segunda fase (pa-pa) y se refuerza esa aproximaciones durante varios ensayos el mismo procedimiento se sigue paso a paso hasta que la niña finalmente dice ‘’papá’’.




4. Progresar a un ritmo adecuado: contamos con algunos principios practico aplicable para la obtención de la respuesta final deseada:


a. Hay que reforzar una aproximación varias veces antes de pasar a las siguientes fases. Esa decir, hay que evitar no haber reforzado suficientemente cada una de las fases del moldeado.


b. Hay que evitar reforzar demasiadas veces cualesquiera de las fases del moldeado.


c. Si se pierde una conducta por haber avanzado demasiado de prisa o haber establecido un cambio demasiado grande, vuelva a una fase anterior en que pueda retomar la conducta mediante una aproximación previa.




Errores en la práctica del moldeado:


El moldeado podría ser aplicado inadecuadamente por personas que no poseen el conocimiento al respecto. El uso inadecuado del moldeado se observa con frecuencia en niños con deficiencias evolutivas que desarrollan conductas auto-lesivas.


Otro error es el que se produce cuando alguien no se da cuenta de que debiera aplicar el moldeado y no lo hace.


Muchas conductas inadecuadas que a veces se observan en poblaciones infantiles con necesidades especiales, como berrinches violentos, automatismos motrices, agresiones y vómitos autoinducidos podrían ser resultado de moldeado. Una combinación de extinción de la conducta no deseada y refuerzo positivo de una alternativa aceptable podría facilitar la eliminación de estas actividades.






Directrices para una aplicación adecuada del moldeado:


a. Seleccionar el objetivo o conducta final:


a. Elegir un comportamiento especifico, como trabajar en silencio durante diez minutos, en vez de una categoría general como ‘’portarse bien en clase’’. El moldeado es adecuado para cambiar la cantidad, latencia e intensidad del comportamiento, así como para desarrollar una nueva conducta con distinto aspecto (topografía forma).


b. Siempre que sea posible, elija una conducta que, una vez moldeada, sea controlada por reforzadores naturales.


b. Elegir un reforzador adecuado:


Las directrices que se exponen en el capítulo 3 serán de utilidad a este respecto.


c. El plan inicial:


a. hace una lista de las aproximaciones sucesivas a la conducta final, comenzando por la conducta inicial. Para elegir esta, hay que localizar una conducta que ya esté presente en el repertorio del aprendiz que guarde algún parecido con la conducta final y que se haya producido almeno una vez durante un periodo de observación.


b. Los pasos iníciales y las aproximaciones sucesivas suelen ser ‘’suposiciones con ciertos fundamentos’’, que se pueden modificar a lo largo del programa a la vista del rendimiento del aprendiz.




d. Aplicar el procedimiento:


1. Hay que explicar el plan al aprendiz antes de empezar.


2. Se empiezan reforzando todas las ocasiones en que se produce la cantidad inicial.


3. No se avanza hacia las siguientes aproximaciones hasta que no se domina la previa.


4. Si no tenemos la certeza de cuando avanzar hacia una nueva aproximación, usamos la siguientes reglas: solo se avanza si el aprendiz realiza la conducta actual correctamente en seis de cada diez ensayos: por lo general, uno o dos ensayos menos correctos de los deseables y uno o dos en cada conducta.


5. Hay que evitar los refuerzos tantos por exceso como por defecto en todas las frases.


6. Si observamos que la persona deja de trabajar, es posible que se haya avanzado demasiado rápido, que los pasos no hayan sido de dimensión adecuada o que el reforzador sea ineficaz.

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