1. Especificar la conducta final deseada: Una definición precisa de la conducta final deseada aumenta la probabilidad de ir reforzando de forma estable las aproximaciones sucesivas a ese objetivo. Hay que explicitar la conducta final de tal manera que todas las características pertinentes (su topografía, cantidad, latencia e intensidad) queden identificadas. 2. Elegir un comportamiento como punto de partida: Este pudiera ser cualquier comportamiento, parecido al deseado, que se produjera con la frecuencia suficiente como para ser reforzado durante la duración de la sesión. 3. Elegir los pasos a seguir en el moldeado : antes de empezar cualquier programa de moldeado, es conveniente especificar las aproximaciones sucesivas que tendrá que realizar la persona que intenta acercarse al comportamiento final. para empezar, se refuerza varias veces la verbalización inicial (pa); cuando esta ya se produce repetidamente, se pasa a la segunda fase (pa-pa) y se r...
Comentarios
Publicar un comentario